lunes, 15 de noviembre de 2010

Elemental, querido Watson


Andaba hace unos días realmente sorprendida con la rapidez con la que últimamente se me descargaban las cosas y llegó un momento en que ponía series a bajar sólo para comprobar que la racha seguía. Aquellos maravillosos momentos pasaron, muy a mi pesar, pero me dejaron en el disco duro una pequeña joyita de la que casi no había oído hablar (pasar todo el verano en un pueblo perdido sin Internet es lo que tiene). Una revisión de Sherlock Holmes en la que está involucrado Steven Moffat donde muestra como sería un personaje así en el siglo XXI.

Cuando me puse con ello encontré tres capítulos oscuros y brillantes a la vez. Brillantes por el Londres nocturno y delictivo que muestran sin que la ciudad pierda su elegancia, por los casos retorcidos y la manera fría en la que los personajes lo afrontan y por la oscuridad de esos mismos personajes. No hay que mirar más allá de la primera escena para ver a un Watson atormentado por lo que ha visto en la guerra de la que acaba de regresar. A lo largo de la temporada no empatiza con Holmes, ni siquiera lo intenta, pero se mantiene a su lado porque los casos son lo primero con lo que se siente motivado desde que ha vuelto.

También Sherlock se mantiene en esta línea. La manera en la que se relaciona con todo el mundo es brusca, asocial y incluso se intuyen ciertos rasgos de Asperger (tan de moda últimamente). De todo ello destaca la opinión que los de alrededor tienen de él. Y es que más de uno está convencido de que en un momento dado, cuando los casos que se encuentre no supongan para él ya un reto intelectual, cruzará la frontera que lo convierta a él en asesino. Aquí no hay buenos ni malos, como en las novelas, sino personajes que buscan motivaciones, retos, salir del hastío diario.

Desde luego, es una visión diferente de las versiones que han ido apareciendo. No se han centrado en el tema de las drogas y Sherlock, sino que le han dado un toque propio y genial sustituyéndolo con los parches de nicotina y las reacciones de los dos protagonistas cuando se produce una redada en su casa. También han querido en ocasiones no tomarse a sí mismos tan en serio a través de las confusiones que hay respecto a la relación entre ambos.

Como no todo iba a ser perfecto he de decir que a mí el segundo capítulo me sobra un poco. Es la excusa perfecta para seguir disfrutando de los personajes, pero no va más allá. No avanza especialmente en la trama principal y se les va un poco la pinza hacia el final con todo el tema del circo chino, al menos para mi gusto. Y Algo que no sé si es bueno o malo y sólo el tiempo lo dirá, aunque es verdad que era indispensable, es ese Moriarty que presentan al final. Pueden conseguir sorprender aun más o salirse de madre.

En cualquier caso no habrá segunda temporada hasta el otoño de 2011. Los británicos han decidido hacernos esperar (y yo todavía no me he mentalizado). Eso sí, han dejado claro de nuevo que saben hacer las cosas muy bien.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La "conquista" de Antena 3


Hace un par de semanas Antena 3 estrenó uno de sus proyectos más ambiciosos: Hispania. La serie cuenta la historia de Viriato, durante la conquista de la Península Ibérica por parte de los Romanos. Con nombres como Lluís Homar, Natalie Poza o Juan José Ballesta y Ana de Armas (buscando así al público joven) aterrizó en nuestras pantallas. No llego sin polémica. Telecinco le plantó cara con unos movimientos de contraprogramación dignos de la calidad de la cadena en cuestión. Y aun así no pudo con ella. Lo único que consiguió la de Fuencarral fue presentar la candidatura de su TV Movie, Felipe y Letizia, a la mejor comedia del año. Esto tuvo un eco en Twitter que incluso periódicos nacionales recogieron.

Desde luego no voy a profundizar en este tema, sino en el pequeño pasito que la ficción española ha dado con Hispania. Como consumidora de series yankees habitual y de series españolas ocasional tengo una cosa muy clara: ambas corrientes no se pueden comparar. Sí que es verdad que Hispania ha supuesto un pequeño avance de calidad, pero la televisión española sigue estando a años luz de la americana. Por lo tanto, a aquellos puristas que sólo consumen productos del otro lado del charco les reconozco que ni mucho menos Hispania se acerca a los estándares de lo que entendemos como una buena serie, pero sigo en mis trece de que si nos quedamos en el marco nacional estamos ante una de las mejores producciones que se han hecho.

Quise esperar antes de dar mi opinión sobre la serie para comprobar si, con el paso de los capítulos, todo se iba a volver culebronesco, como se tiende a hacer en este país. Con el tercero visto y el cuarto a unas horas de su emisión, parece ser que no se ha seguido esta tendencia. Las tramas se centran en la lucha entre el pueblo hispano y el ejército de Roma y en todo lo que se deriva de esta situación. Sólo hay algo que me rechina especialmente y es la obsesión de la mujer del pretor con Viriato. Vale que el síndrome de Estocolmo pudiese también existir en la época, pero de que esa parte de la trama está forzadísima no hay ninguna duda.

El ritmo de éstas es lento. Sobre todo en el piloto, donde a mi parecer no ocurría casi nada y para mí un episodio no especialmente brillante. Por suerte, han ido tímidamente corrigiendo esto y tanto en el segundo como en el tercero se han ido desarrollando los acontecimientos de forma más activa y no tan sosegada. Si el primero buscaba entrar por lo visual, los otros dos han mejorado sus tramas. Además destacar que los capítulos son un poco más cortos de lo habitual en la pequeña pantalla española y que los emiten casi sin anuncios (algo que no dudo que durará poco, puesto que para mí no es más que una estrategia en contra de Telecinco. Bendita estrategia, sea dicho de paso).

Todo esto está aderezado con un plantel de actores para quitarse el sombrero en muchos casos. Lluís Homar y Nathalie Poza llevan el peso de toda la serie y, personalmente, se lo agradezco. Reconozco que uno de los motivos que más pesan en mi decisión de sentarme en el sofá para ver esta serie es disfrutar de sus actuaciones. Sin olvidar a mi debilidad personal, Jesús Olmedo, que sé que es algo totalmente subjetivo, pero que nadie me puede negar que al menos correcto está. El que para nada lo está es Juan José Ballesta, que a pesar de que es un chaval al que hay que reconocerle un gran trabajo en determinadas películas, aquí no sé que pinta ni quien decidió que había pasado el casting. Lo siento por él, pero cada vez que sale en escena me da un poco de vergüenza ajena (y con esto no quiero hacer sangre, así que no seguiré por aquí).

En definitiva, hay que reconocerle a Antena 3 que ha sido valiente y esperemos que poco a poco el resto de cadenas siga su ejemplo y arriesguen. Aunque mucho me temo que esto no es más que una preciosa e ingenua ilusión.

sábado, 6 de noviembre de 2010

El ensordecedor silencio de los muertos vivientes


El pasado domingo, como todo el mundo a estas alturas sabrá ya, la cadena AMC estrenó The Walking Dead. Venía precedida de altas expectativas y, por lo que he podido leer hasta ahora, no ha defraudado. No hay más que echar un vistazo a las audiencias para ver que su estreno ha sido todo un éxito.

Este éxito muchas veces no tiene porque venir acompañado de calidad, pero en este caso por suerte sí. En el piloto se han cuidado todos los elementos que dan forma a esta historia apocalíptica que no era fácil de presentar. He de decir que no me he leído los comics en los que se basa, así que no sé qué han utilizado de ellos y qué no, pero han conseguido capturar una atmósfera que para mí, como espectadora, me parece apasionante.

Apasionantes son todas las historias que por ahora tan sólo han asomado la cabeza en la serie. La enfermedad que ha causado todo y de la que casi no sabemos nada, el viaje del protagonista a través del cual va descubriendo como es el mundo en el que se ha despertado, el campamento en el que están su mujer y su hijo y el motivo que a todos les ha conducido hasta allí…

Todas las tramas están reflejadas en unas escenas que buscan la reacción del espectador. Escenas como la puerta encadenada del hospital o la salida de Rick al mundo exterior siendo recibido por una pila descomunal de cadáveres. Y que decir de su entrada a caballo a la ciudad, sin olvidar a esa zombie arrastrándose por la hierba sin piernas.

Los zombies han sido cuidados hasta el más mínimo detalle, al menos en este piloto. Es uno de los ingredientes donde se ve la gran inversión que se ha hecho. Se han presentado sin necesidad de añadir ni más ni menos casquería, sino la correspondiente para que todo siga esa armonía de elementos que componen el capítulo. Pero no es lo único que funciona.

Ese silencio que reina en la historia me ha conquistado. Porque no es un silencio sin más, es un silencio agobiante que recuerda constantemente que, a pesar del paisaje duro y solitario que se muestra, todo está lleno de criaturas que pueden aparecer en cualquier momento y en cualquier parte.

jueves, 21 de octubre de 2010

An ordinary familiy


Cuando leía y oía hablar de los upfronts del pasado mayo tenía la sensación de que todo el mundo estaba deseando ver No Ordinary Family. No sé por qué, pero a mí no me atraía tanto así a primera vista. Sí, una familia con superpoderes, pero al fin y al cabo, sonaba a eso, a una serie que giraba en torno a una familia y, por lo tanto, su tono iba a ir en esa línea. Mis sospechas fueron confirmadas con el piloto, era una serie familiar. Pero quizá por todo esto, la serie no me ha decepcionado. Es lo que es, ni más ni menos.

La familia está compuesta por un matrimonio y sus dos hijos adolescentes, por lo tanto vamos a tener historias que van a girar constantemente alrededor de estos cuatro personajes. El problema de esto es que no tienen grandes secundarios en los que apoyar el peso de las tramas cuando sea necesario y, teniendo en cuenta que en esa familia están siempre unos enfadados con otros y todos de mal humor, el público puede cansarse muy rápido de ellos.

Por suerte, la serie cuenta con unos actores que seguramente hagan que este proceso se retrase (aunque nadie hace milagros). Michael Chiklis demuestra que puede con todo y Julie Benz, aunque no sea santo de mi devoción, sabe donde tiene que estar. Los que me han sorprendido gratamente son los hijos. La primera vez que vi a Daphne (Kay Panabaker) hizo que tuviese que correr a la IMDb, porque su cara me era demasiado familiar. Supongo que ser la hija de Catherine Willows en la longeva CSI o compartir serie con un, por aquel entonces, desconocido Zach Efron es lo que tiene. Con esa experiencia ha conseguido que el personaje que interpreta no sea tan cargante, aunque parece que alguien se ha propuesto lo contrario, porque menudas líneas le regalan los guionistas algunas veces a la pobre cría. Y ya que estaba en la IMDb había que echar un vistazo a la ficha de su hermano en la ficción (Jimmy Bennet). Resultó que el que yo creía un desconocido en la pequeña pantalla lleva más años dentro que fuera de ella.

Con todo esto, sin embargo, lo que más temía era como iban a utilizar los efectos especiales, indispensables en una serie de esta temática. Por suerte han sido razonables en este aspecto. La filosofía que me parece leer entre líneas es “no vamos a usarlos más de lo necesario”, lo que además se agradece infinitamente. Vale que la que escribe esta entrada no sea una gran fan de la ciencia ficción y por lo tanto no necesite mucho, pero lo malo de querer utilizar muchos efectos es que corres el peligro de quedarte corto en tecnología y que el resultado final sea algo peor que el cartón-piedra. Lo poco que hay es correcto y a mí me vale. Me vale, porque como dije en un principio no tenía grandes expectativas y en el fondo no me ha defraudado. Por ello, esta serie se ha ganado un huequecillo en mi amado disco duro y cuando no tenga otra cosa, será un valor por el que apostaré. Eso sí, cuando no tenga otra cosa.

sábado, 2 de octubre de 2010

Series de (mi) verano


Cuando el verano está llegando todos hacemos planes sobre cuantas series queremos ver y cuantos revisionados queremos hacer. En mi caso, al menos, estos nunca se cumplen. Y mira que lo intento, pero no hay manera. En cualquier caso, este año se ha vuelto aun más complicado y es que es lo que tiene pasar la mayor parte del tiempo en un pueblo perdido de la mano de Dios y sin conexión a Internet.

A esta falta de comunicación con el mundo exterior he podido sobrevivir gracias a mi amado disco duro. Porque sí, sin Internet, pero nunca sin series. No hubiese superado el síndrome de abstinencia sin esas temporadas que tenía guardadas o que han caído en mis manos en mis breves vueltas a Madrid. Así que ahora toca un breve repaso de ellas (libre de spoilers, of course).

White Collar. Vale que a pesar de tener una trama de fondo, es procedimental; vale que es una serie simpática, pero no tiene mucho más en lo que profundizar, pero ¿alguien me puede negar que la pareja que forman Neal y Peter no es encantadora? Además que sólo por ver que súper traje iba a llevar en el capítulo siguiente Neal era capaz de seguir viendo uno detrás de otro.

Covert Affaires. ¿Y a mí por qué esta serie me recuerda a las típicas películas de Walt Disney con actores de carne y hueso? Vamos que sólo le faltaba el perro que juega al fútbol en un equipo con niños o una chica que descubre que pertenece a la familia real de un pequeño país europeo para tener todos los elementos de este tipo de películas. Ni siquiera el que cuenten con la gran “zorra implacable” de House (Anne Dudek) sirve de mucho. Parecía envuelta en caramelo de lo dulce que era; abstenerse diabéticos, por favor. También aparece Sendhil Ramamurthy, Suresh en Heroes, y confirma aquí que efectivamente no le corre sangre por las venas. Que chico más soso, madre mía. En cualquier caso, como yo me trago todo veré, la segunda temporada.

True Blood. Oye y que de principio a fin me he visto esta serie. Como ya dije en una entrada anterior en el blog, es una de esas series que sigo viendo y todavía no sé por qué. Ahora, he de reconocer que ha sido la temporada que más me ha gustado. Eso sí, el final ha sido de los que te deja con una cara de idiota de las que habría que hacer una foto. Esa escena final es de las históricas dentro de esta serie de lo WTF que era. Y os confieso una cosa, la urna que recoge los restos de uno de los vampiros (no daré más detalles para no spoilear, pero todo el que lo haya visto sabe de lo que hablo) es igualita a una que tengo en mi salón, sólo que la mía está llena de caramelos.

Desde luego, ha habido otras muchas. Cosas de la temporada pasada que no me dio tiempo a ver, como How to make it in America, a la que merece la pena, sin duda, darle una oportunidad. Con una primera temporada muy breve es una joyita que no se puede desperdiciar, teniendo en cuenta el poco tiempo que hay que dedicarle. Series que llevaban mucho tiempo en la lista de “las grandes pendientes” como How I met your mother, y que ahora me arrepiento no haberme puesto antes con ella con los momentos de reírme hasta no poder más que me ha dado. Y revisiones como la de The big bang theory, de la que tenía tanto mono que al no haber capítulos nuevos me puse con los antiguos, o la Nikita de los noventa, que veía de pequeña y de la que no recordaba casi nada, así que ante el estreno de la nueva versión era el momento perfecto para ponerme a verla.

Y en resumen, ese ha sido mi verano fuera de la civilización. A partir de ahora y con las vacaciones acabadas prometemos más actualizaciones y mucho más sobre series.

martes, 6 de julio de 2010

Un drama con sabor a nada.


Lo admito: a sabiendas de que hay cientos de mejores cosas que hacer en la vida que ver ‘Life Unexpected’, yo he terminado por verme los trece capítulos de los que consta su primera temporada. Y no sé si sentirme orgulloso o avergonzado por ello (orgulloso por lo que me ha costado aguantar, y avergonzado… bueno, los que habéis visto la serie sabéis muy bien a qué me refiero).

Su comienzo fue bueno. O al menos eso pensamos todos, ya que su piloto nos dejó muy buen sabor de boca. Pero ahí quedó todo. Porque no he visto ningún avance en la serie desde ese primer vistazo. Sus personajes resultaron ser planos e insustanciales. Por mucho trasfondo que los guionistas tratasen de transmitirles, eran aburridos, y vivían situaciones absurdas, dignas de culebrón. Porque vamos, los rebotes que se pillaban así porque sí, capítulo tras capítulo, por tonterías de la más amplia gama… Madre, cómo he llegado a odiar el personaje de Lux. Que sí, que a todos nos da mucha pena que la diesen en adopción cuando era un bebé, y que no lograse encontrar una buena familia. ¡De verdad que sí! Pero que siendo una adolescente le pongan el carácter de una niña de cinco años que se enrabieta en cuanto no le das lo que quiere me parece cuanto menos ridículo. ¡Por favor, que sólo le falta tirarse al suelo y patalear o aguantar la respiración!
Y los padres… ay los padres. Estos son treintañeros con la actitud de adolescentes. (¡Como en Dawson’s Creek! :P).
- Baze no tiene remedio. Al principio todavía nos podía dar algo de pena, pero a medida que pasa el tiempo cansa. Y mucho. Aquí tengo que volver a hablar de los guionistas. Siento si me meto mucho con ellos, pero es que realmente se lo merecen. ¡Si es que no se aclaran! Ahora a Baze le va a gustar Kate. Pero después no. Luego sí. Más tarde un poco. Al rato sólo tiene sentimientos, ¡término que les resulta tremendamente ambiguo, cuando no tiene nada de ambiguo! En fin. Que lo que da es pena. Y que finalmente le echen la culpa de los fracasos de toda su vida a que su padre no le hacía caso cuando él más lo necesitaba de joven… nada, nada, sin sentido.
- Kate es una incomprendida por el mundo. Nadie sabe lo que pasa por su cabeza, más que nada porque depende de a quién esté mirando a cada momento. Que tiene a Ryan delante. Pues lo quiere. Que es Baze. Pues duda respecto del otro. No para. Y su indecisión se vuelve uno de los centros de la trama que en mi opinión más aburren al teleespectador. He de admitir que en un principio Kate era mi personaje preferido. Me molaba el rollo de que trabajase en la radio y que allí hablase súper rápido sobre temas de la vida corriente sin pudor alguno estando su novio delante. Sí, me gustaba. Y le perdoné sus primeras depresiones respecto al tema de Lux hasta que me cansé y la di por perdida. Sigo pensando que es el personaje con un mayor potencial, pero parece que se esfuerzan por que se quede ahí.
- Lux… Lux, Lux, Lux. Vaya con la adolescente salida de la nada. Creída, egoísta, prepotente. Vaya, que les ha tocado todo un amor de niña. Pero eh, el ser súper mona nadie se lo puede quitar. Una ricitos de oro en toda regla… a la que no consiguen sacar ningún provecho. ¡Dios santo, si es que es odiosa! Por no dar, ya no da ni lástima. Había que darle en el morro, como a los perros, para que se callase de vez en cuando. Que una bofetada a tiempo ahorra muchas tonterías.
Y del resto de personajes poco tengo que decir. Ninguno llama la atención. Ninguno destaca. Ni el novio de Lux, o los amigos de Baze, o la hermana de Kate. Aburridos todos.

Una característica que me ha llamado mucho la atención en la serie es el gran don que poseen todos los personajes para ejercer como psicólogos. Porque aunque sus vidas personales sean un asco, cuando se trata de hablar de los problemas de otros se vuelven súper sabios, responsables, y dan unos consejos de la hostia. Me tendría que buscar yo unos amigos así para mis aburridos dramas personales.

En fin, ya sé que todos los que hayáis leído esta entrada tendréis unas ganas inauditas de ver ‘Life Unexpected’. O como mínimo esperaréis la segunda temporada con ansias. Igualito que yo, vamos. Pero ahora, admito que veré los primeros capítulos cuando vuelvan a emitirla… por criticarla, aunque sea.

Marchando una de O+


*Spoilers en la entrada para aquellos que no hayan llegado al 3x03 de True Blood*

En medio de toda la parafernalia que ha arrastrado y sigue arrastrando el estreno de la nueva película de la saga Crepúsculo se ha estrenado la tercera temporada de True Blood. Qué cualquier parecido entre una y otra es pura casualidad puede que sea cierto, pero algo no me olió bien cuando vi el primer episodio. Hombres lobo, menuda novedad. Y además, precisamente ahora, después de que fueran un éxito en Luna Nueva. Ya me han dicho que sí que aparecían en los libros de True Blood, y aun así el que los introduzcan justo en este momento me sigue mosqueando. Recordemos que la serie nació cuando la saga de Stephanie Meyer estaba en pleno auge.

En cualquier caso no voy a ocultar que la serie de Alan Ball no es una de mis favoritas. ¿Qué por qué la sigo viendo? Seguirá siendo para mí un enigma sin resolver. Muchos de sus personajes me dan igual, incluso me cansan. Cuando Tara se intentó suicidar me dio igual, toda la historia de Sam y su familia me da igual (aunque sirve para tenerlo apartado de Sookie y compañía, lo cual se agradece), Jason y sus ganas de ser ahora un superhéroe me dan igual... Que, por cierto, no sé si es que los guionistas no saben que hacer con este último o es que simplemente las historias reservadas para él son así de malas (con excepción de la secta, porque esa masturbación a Jason en la bañera de Sarah, la mujer del predicador, porque Dios se lo pedía fue muy grande).

También he de reconocer que hay cosas que me están pareciendo interesantillas. A ver como se desarrolla la relación entre Sookie y Eric, porque aunque yo sea una de las pocas a las que les gusta Bill, me parece que de aquí puede salir algo muy bueno para la serie. Más aun me gusta toda esa especie de aristocracia vampírica que poco a poco nos van mostrando. Reyes enfrentados y matrimonios de conveniencia pueden dar muchísimo juego.

Por último la alegría más grande me la he llevado al ver a James Frain como vampiro dándose una vuelta por Bon Temps. Y es que en los Tudor me encantaba. Gran actor, y puede que buen personaje el que le han dado.

Sólo queda seguir viendo como transcurre todo.

sábado, 26 de junio de 2010

¿Quién dijo bajón?


Hoy mismo he acabado de ver la quinta temporada de ‘HIMYM’. Sí, lo sé, soy lento. Me cuesta acabar las temporadas de series como esta porque me da mucha rabia tener luego que esperar tanto hasta que empiezan otra vez. Así que suelo guardar los últimos capítulos como oro en paño hasta que no aguanto más y caigo. Es una técnica muy cuestionada a la pienso poner fin, pero cuesta hacerlo, tras tantos años acostumbrado a ella.

He de decir que con esta serie no voy a ser objetivo. Soy incapaz. Porque me ha hecho pasar demasiados buenos momentos como para ponerme a criticarla ahora. Sería capaz de perdonarle muchas cosas. Y el haber bajado un poco el nivel está entre ellas.

Desde que empezó en 2005, caí rendido a sus pies. No hice comparaciones con la mítica ‘Friends’, porque no le convenía y porque no venía a cuento; a pesar de girar ambas en torno a un grupo de amigos que frecuentan un bar, el tipo de humor me resultaba muy distinto de una a otra. Fue tachada de plagio, y criticada por no estar a la altura de la otra, algo que por entonces realmente me molestaba. Con el tiempo mi suposición de que eran distintas se ha ido confirmando, con pruebas tan simples como el que unos amigos míos adoraban ‘Friends’, y en cambio ‘HIMYM’ no terminaban de pillarla, y aseguraban que era bastante mala (algo incomprensible y todo una blasfemia para mí, pero oye, es un hecho).

Las situaciones absurdas, las bromas, los chistes de Barney… su frescura daba gusto. Pero desde el comienzo de la cuarta temporada la serie se estancó y comenzó a bajar en las listas de comedias preferidas. ¿Por qué? Se dice que es porque no avanzan en la trama argumental, porque los personajes se vuelven repetitivos (como Barney) o aburridos (como la perfecta pareja que hacen Marshall y Lily). La única que sigue gustando es Robin, porque a Ted, el pobre, todo el mundo le tiene manía. ¡Yo tengo una teoría al respecto! Veréis, mis personajes preferidos fueron siempre Lily y Barney. Marshall era un tío guay, y Ted un chico que por la manera en que se come el tarro parece a veces una chica, pero que me resultaba muy gracioso por ello. En cambio Robin… Robin nunca me decía nada. A ver, me caía bien, y en cualquier capítulo en el que se hiciese referencia a su pasado canadiense se salía (¡son de los mejores!). El tema es que no me llegaba. Por lo que he leído en algunos blogs, ahora es de entre los cinco amigos, aunque por debajo de Barney, el personaje preferido, porque se ha mantenido en su línea, y ha evolucionado mucho dentro del grupo. Es la mejor amiga de Lily. Es (SPOILER) la ex de Ted y Barney (FIN DE SPOILER). Es una más, y ya no hay ninguna duda al respecto.

Mi opinión respecto al supuesto bajón en la calidad de la serie es que no es real. Me explico: Las bromas son las mismas. Todo es prácticamente igual. Y ahí está el problema: poco o casi nada en ella ha cambiado. Se ha vuelto monótona, y la gente se empieza a cansar de ella. Por eso a mí me costó ver tanto el bajón, y es porque me gusta la línea que sigue la serie. Nunca me ha cansado y dudo que lo hiciese en algún momento. Pero si para seguir conservando su posición en la parrilla deben actualizarse, yo me sumo a la votación para conseguirlo. Porque me niego a perder a tan característico grupillo neoyorquino.

(PÁRRAFO CON SPOILERS)
De todos modos, el final de la quinta temporada nos ha dejado un buen pie para esa actualización. La posibilidad de ver crecer a un niño dentro del grupo, con Barney celoso de por medio, me atrae bastante. De paso podían aprovechar los guionistas para darle un poco de cera a Marshall y Lily, y que recuperen así la chispa que solían tener antes. Que eso sí que lo he notado, la verdad.
(FIN DE SPOILERS)

¿Veis cómo me tenía que haber dejado un par de capítulos para más tarde? Ahora me estoy enfadando conmigo mismo por las ganas que me han entrado de ver más ‘HIMYM’. Es frustrante… ;)

viernes, 25 de junio de 2010

More oxy?


Ya que ayer tuve una noche de esas de insomnio total (la cafeína de la coca cola no es tan inofensiva como parece…), aproveché para echar mano de mi disco duro y como me quedaban tan solo unos capitulillos de ‘Nurse Jackie’, me dije a mí mismo de acabarla. ¡Porque no tiene desperdicio! ¿Buscaría mi cabeza alguna relación de una droga como es la cafeína con esta serie? Quién sabe…


Leed tranquilos si no habéis visto la serie, ya que los pocos spoiler que hay están señalizados.


La segunda temporada ha seguido en la línea de la primera; ha sido ácida, rápida, y con comentarios y escenas que ansío ver superados en la tercera, para la cual ya ha sido renovada la serie.

Se ha profundizado en todos los personajes, siendo el mejor aprovechado a mi modo de ver el de Zoey. La enfermera primeriza que se nos presentó en un principio ha madurado. Tanto en su trabajo como en su vida personal ha dado grandes y duros pasos hacia delante. Y es difícil no sentirse orgulloso de ella. Su continuo afán de superación, alentado por seguir los pasos de Jackie la están convirtiendo en una gran profesional… sin drogas en su organismo. ¡Lo cual espero que dure!
Thor y la doctora O’Hara son otros dos grandes de la serie. Entre los placajes del primero, y las risas y acentazo británico de la segunda, me han hecho pasar grandes momentos. [Minispoiler: El baile que hacen Thor y Jackie en el sótano fue una escena inigualable, ¡que me pilló totalmente por sorpresa! Qué risas…].

Ya estoy ansioso por ver más ‘Nurse Jackie’. El final de esta temporada me ha recordado tantísimo a los finales de ‘Weeds’. [Spoiler: Se está haciendo costumbre en ‘Showtime’ el dejar a los espectadores ansiosos de más por medio de hacer como que pillan al protagonista en sus chanchullos con la droga; Jackie aquí, Nancy en Weeds… Aunque siendo honestos el método no falla. Al menos no conmigo].

La tercera temporada de Jackie promete. ¡No os la perdáis! Bueno, y si sí, al menos contaréis con poder leer algún resumen por aquí.

La familia y una más


Esta temporada, además de Flashfoward, V o el final de Perdidos, algo que muchos esperábamos era el regreso de Lauren Graham a la televisión. Y por lo menos esto no ha decepcionado. Desde que se anunció su participación en Parenthood marqué en mi calendario la fecha de su estreno (recordemos que sustituyó a Maura Tierney después de que se le detectara un cáncer de pecho del que felizmente se ha recuperado).

Desde que llegó descubrí un drama familiar que ha ido de menos a más. Graham se llevó el personaje a su terreno como ella sola sabe hacer. Peter Krause no decepcionó y mantuvo su línea. Aun así, el gran número de personajes y el que de golpe quisieran presentárnoslos a todos fue un handicap que, poco a poco, ha ido superando.

Porque en un principio, yo al menos, no podía con personajes tan tópicos y típicos como Crosby, el hermano soltero que huía de las responsabilidades; Julia, la hermana cuya prioridad en la vida era el trabajo, a pesar de tener una hija preciosa esperándola en casa; Amber, la sobrina pérdida que no valoraba los esfuerzos de su madre y era imposible llevarla por el buen camino; el abuelo, que siempre quería llevar la batuta en todas las situaciones y no escuchaba a nadie…

Y de repente, y casi sin darme cuenta, eran Crosby, el niño grande que adoraba a su recién encontrado hijo; Julia, quien peleaba cada día para encontrar el equilibrio entre trabajo y familia; Amber, quien poco a poco se iba adaptando aunque no se lo ponían fácil; el abuelo, que… Bueno al abuelo es mejor echarle de comer aparte.

El cambio en la percepción de los personajes ha venido acompañado de tramas bastante decentes y que han hecho que en estos últimos días viese un capítulo detrás de otro. Muy numerosas, teniendo en cuenta la premisa inicial: una familia normal y corriente con cuatro hijos. Nada que ver con los ricos y complicados Walker, a pesar de que las comparaciones sean inevitables.

Con todo, impaciente me hallo ante la segunda temporada. Pero también con muchos miedos: miedo a que hayan aprovechado poco ciertas tramas, miedo a que pretendan estirar otras, miedo a la manera en que introduzcan nuevo personajes o a que no introduzcan ninguno…

En cualquier caso miedos, expectativas y deseos serán resueltos no dentro de tanto. Ganas de que esto llegue, muchas.

Here we are...


Nos gustan demasiado las series, es un hecho. Ya no es suficiente para nosotros esas charlas de horas sobre tal capítulo o cual renovación. Necesitamos más. Y aquí estamos, con muchas ganas de compartir desvaríos, opiniones y sucedáneos. Este será nuestro pequeño hueco para poner todo aquello que pase por nuestra cabeza al ver cualquier capítulo y que no podamos compartir con aquellos que no están iniciados en el mundo seriéfilo.

Prometemos actualizar lo máximo posible, siempre y cuando nuestros estudios nos lo permitan. Bueno, y que leches, aunque no lo hagan. Somos dos y esa es nuestra ventaja, lo sabemos. No queríamos hacer esto de cualquier manera, sino bien, y eso no era posible si no contábamos el uno con el otro. Aunque también es verdad que todas las horas compartidas a bases de series también han influido en que unamos fuerzas.

En cualquier caso, aquí cada uno tenemos nuestros favoritos y favoritas, nuestras manías y nuestras fobias. Nos adentramos en este mundillo seriéfilo poquito a poco, leyendo blogs, escuchando podcasts, y usando nuestras cuentas del ya famoso twitter. No queremos que nada de esto quede fuera, así que no os sorprendáis al encontrar las más diversas opiniones y puntos de vista. Y, por supuesto, también queremos contar con las vuestras. Estáis más que invitados a participar y será un placer leeros por aquí.

Bienvenidos.